miércoles, 30 de marzo de 2011

Organizacion y administracion de la practica deportiva: sistemas de competencia

Se entiende por una organización a toda agrupación de personas u organizaciones que con sus respectivas especialidades persigue un objetivo común.
Adquieren un carácter de deportivo, cuando los recursos que se generan provienen del deporte, actividad deportiva o actividad física.

prevención y tratamiento de lesiones en la práctica deportiva

Prevención: El elemento clave para evitar la utilización de los primeros auxilios es el conocimiento de las causas de aparición de un accidente. Por ello, Se debe conocer las causas fundamentales de accidentes en el ámbito escolar y fuera del mismo, destacando, las caídas, así como las normas básicas de actuación ante el posible traumatismo, herida, pérdida de conocimiento, etc.; que se pueda producir en las mismas.
Tratamiento: El tratamiento de las lesiones deportivas varía dependiendo del tipo de lesión.
En las lesiones agudas, si la lesión parece afectar a las funciones básicas en cualquier sentido se deberán aplicar las técnicas de primeros auxilios inmediatamente. Seguidamente debería verlo un médico.
En las lesiones por sobrecarga, y hay queja de dolor, hay que pensar que esa es la forma que tiene el cuerpo de indicar que hay un problema. Ir al médico para que indique si es necesario ir con un especialista en medicina deportiva. Es muy importante diagnosticar y tratar las lesiones por sobrecarga para evitar que se conviertan en problemas crónicos más graves. Las lesiones por sobrecarga se caracterizan por la existencia de inflamación.

Primeros auxilios = atencion pre-hospitalaria

Los , son medidas terapéuticas urgentes que se aplican a las víctimas de accidentes o enfermedades repentinas hasta disponer de tratamiento especializado. El propósito de los primeros auxilios es aliviar el dolor y la ansiedad del herido o enfermo y evitar el agravamiento de su estado. En casos extremos son necesarios para evitar la muerte hasta que se consigue asistencia médica.
Los primeros auxilios varían según las necesidades de la víctima y según los conocimientos del socorrista. Saber lo que no se debe hacer es tan importante como saber qué hacer, porque una medida terapéutica mal aplicada puede producir complicaciones graves. Por ejemplo, en una apendicitis aguda un laxante suave puede poner en peligro la vida del paciente.

Cómo actuar

Cualesquiera que sean las lesiones, son aplicables una serie de normas generales. Siempre hay que evitar el pánico y la precipitación. A no ser que la colocación de la víctima lo exponga a lesiones adicionales, deben evitarse los cambios de posición hasta que se determine la naturaleza del proceso. Un socorrista entrenado ha de examinar al accidentado para valorar las heridas, quemaduras y fracturas. Se debe tranquilizar a la víctima explicándole que ya ha sido solicitada ayuda médica. La cabeza debe mantenerse al mismo nivel que el tronco excepto cuando exista dificultad respiratoria. En ausencia de lesiones craneales o cervicales se pueden elevar ligeramente los hombros y la cabeza para mayor comodidad. Si se producen náuseas o vómitos debe girarse la cabeza hacia un lado para evitar aspiraciones. Nunca se deben administrar alimentos o bebidas y mucho menos en el paciente inconsciente. La primera actuación, la más inmediata, debe ser procurar al paciente una respiración aceptable: conseguir la desobstrucción de las vías respiratorias para evitar la asfixia, extrayendo los cuerpos extraños —sólidos o líquidos— y retirando la lengua caída hacia atrás. Si el paciente no respira por sí sólo habrá que ventilarlo desde el exterior mediante respiración boca a boca hasta disponer de un dispositivo mecánico.
El segundo aspecto a corregir es el referente al sistema circulatorio, para evitar el shock. Se deben valorar la frecuencia cardiaca y la tensión arterial. Una valoración inicial se obtiene tomando el pulso: permite valorar la frecuencia y ritmo cardiaco, y su “fortaleza” nos indica una adecuada tensión arterial. El shock o choque es un trastorno hemodinámico agudo caracterizado por una perfusión inadecuada, general y duradera, de los tejidos que pone en peligro la vida. Los signos característicos son la piel fría y húmeda, los labios cianóticos (azulados), la taquicardia y la hipotensión arterial (pulso débil y rápido), la respiración superficial y las náuseas. Estos síntomas no son inmediatos; el shock puede desarrollarse varias horas después del accidente. Para evitarlo debe mantenerse abrigado al paciente e iniciar lo antes posible la perfusión de líquidos y electrolitos por vía intravenosa. Está prohibido administrar fármacos estimulantes y alcohol.
Las urgencias que requieren primeros auxilios con más frecuencia son los accidentes en los que se produce asfixia, parada e , sangrado grave, envenenamiento, quemaduras, golpe de calor e , desvanecimiento, coma, y mordeduras de animales.